Existen varios rangos dentro de la capacidad auditiva de una persona, una persona que tenga una audición normal no significa que escuche con un valor fijo y absoluto, si no que se encuentra dentro de una situación variable que está en unos márgenes funcionales auditivos frecuentes, es decir no desarrolla ninguna dificultad para realizar vida normal, ni para una comunicación verbal, dentro de su entorno social, laboral, etc.
Habitualmente este tipo de personas escuchan dentro de un umbral entre los 0 y 20 decibelios.
Pero nuestra capacidad auditiva no siempre nos responde como nos gustaría y con el paso del tiempo también se va deteriorando, dentro de este problema se encuentran las hipoacusias o sorderas que son una disminución parcial, en el caso de las hipoacusias, o total, en el caso de la sordera, de la capacidad auditiva de la persona.
Dentro del las hipoacusias, el tipo de hipoacusia que sea nos especifica en que zona dentro del oído se encuentra la lesión auditiva y nos puede indicar la causa de la misma entre otros criterios y el grado de hipoacusia es la cantidad o nivel de pérdida que presente la persona.
Los diferentes grados de hipoacusias se categorizan cuantitativamente en
Pérdidas leves: Que incluyen pérdidas auditivas de entre 20 y 40 dB, complica el hecho de oír sonido lejanos, entablar conversaciones en ambientes ruidosos o susurrus.
Pérdidas moderada: Su grado de pérdida abarca entro los 40 y 70 dB. Puede suponer un problema a la hora de entablar una conversación.
Pérdida grave o severa: Se encuentra entre los 70 y 90 dB y el paciente solo escucharía voces muy fuertes en distancias cercanas.
Pérdida profunda: En este caso superan los 90 dB, y solo se perciben sonidos ambientales muy fuertes mientras que se produce una pérdida total de la palabra.
Cofosis o anacusia: Pérdida hasta los 120 dB o más, la persona no escucha nada.
Tipos de hipoacusias según la cronología, se encuentra:
La prelocutiva: Es la que se encuentra antes de obtener el lenguaje, nada más nacer, en estos casos es muy importante utilizar pruebas que nos ayuden a una detección precoz para empezar a tratar el problema cuanto antes y tener más posibilidades de obtener una mejora.
La perilocutiva: Es la que se adquiere en la infancia, a la par que se adquiere el lenguaje, en su desarrollo, cuando aún no ha sido firmemente establecido.
La postlocutiva: Es la pérdida que aparece cuando el lenguaje ya está consolidado, en la adolescencia, en la vida adulta o en la vejez.